viernes, 7 de septiembre de 2012

"NADIE NOS PUEDE PARAAAAR... ¡¡¡PERÚ!!!"

Manuel Burga: símbolo de la corrupción en el futbol peruano, sostiene "la bufanda de la suerte", la última creación publicitaria del humo que venden, a coro, todos los medios y periodistas convencionales

Así dice el desesperante coro de esa canción, compuesta por el "gran" Gianmarco, que anoche ponían durante los reportajes de CMD en la víspera del partido que le dará, casi de seguro, tres puntos más hacia el Mundial Brasil 2014 a Venezuela, una de las selecciones más sorprendentes de los últimos 30 años.

¿Los últimos 30 años dije? Claro, que casualidad. Los mismos últimos 30 años que han pasado desde aquel Mundial de España 1982, al cual la selección de Perú clasificó con enormes expectativas y la de Venezuela quedó última en las eliminatorias (no necesito mirar estadísticas para estar seguro de eso), que antes se jugaban por grupos y no todos contra todos, en las ahora engañosamente llamadas "clasificatorias".

Ahora, los segmentos deportivos ya pueden, por lo menos, variar sus músicas de fondo. Al absurdo Perú Campeón (compuesto en otra época, para otros jugadores, si no me creen, escúchenla completa) ahora pueden añadirle las estrofillas bien calculadas por el admirado Gianmarco, en las que nos habla de que sí podemos ir al mundial, aunque estemos últimos. Con ese ritmo pachanguero, de tribuna, Gianmarco se úne al engaño diseñado por geniecillos de la comunicación publicitaria para vender más gaseosas, más cervezas, más polos rojos y blancos, más entradas a Mistura, etc., a una población presa del consumismo exacerbado y de los niveles de estatus que eso, supuestamente, les da.

Estoy convencido de que hoy Perú juagrá como nunca y perderá - o empatará magramente - como siempre. Y si gana, será por alguna juagada de Paolo Guerrero, el único que vale la penao algún champazo de cualquiera de los otros, liderados por "el gran capitán" (discúlpeme usted, don Héctor Chumpitaz) de las bufandas de la suerte, los caballos, los pelos mojados y las sonrisitas de medio lado, Claudio Pizarro, esa nulidad en el ataque nacional que sigue siendo abanderado de esta generación marcada por la frustración deportiva y el escándalo farandulero.

También estoy convencido de que al día siguiente, si por suerte ganara la selección dirigida por Sergio Markarián, todos los diarios - desde El Comercio hasta Ajá - dirán que sí se puede, que matemáticamente todo es posible, que el Perú renace y todas las fórmulas utilizadas durante años. Y si pierde, lo cual corresponde a toda lógica y sentido de la realidad, todos los diarios hablarán del viento en contra, del árbitro, del tráfico, de Mistura y tres días después volverán a poner Perú Campeón y la cancioncita de Gianmarco, no vaya a ser que la gente se dé cuenta y a pesar de tener sus entradas compradas, ni siquiera vayan al Estadio Nacional "a alentar". 
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Hace unos días escuché en la televisión que un comentarista radial, creo que fue en RPP, hablaba de "Perico" León, Alberto Gallardo y Teófilo Cubillas. Cuando yo era niño, esos nombres eran recuerdos antiguos. Hoy son reliquias. Y sin embargo, los siguen mencionando. Mientras los venezolanos hacen historia a cada partido, los peruanos siguen recordando a jugadores que fueron vistos por sus abuelos. Me gusta el futbol y de niño saltaba de emoción con los Uribe, Velásquez, Barbadillo, Oblitas, Malásquez, etc.

La adultez, las corruptelas de la FPF y los escándalos de estos jugadores incapaces de hacer por la camiseta peruana lo mismo que hacen por la plata que les pagan sus rimbombantes equipos europeos, me hicieron renegar del futbol peruano. Voy a ver el partido de hoy como lo vengo haciendo desde hace ya varios años, esperando los goles del contrario, a ver si así despertamos y nos ponemos a trabajar en serio. Eso me parece más patriota que comprarme una entrada, una camiseta o una cerveza de lata rojiblanca.

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