miércoles, 13 de junio de 2012

LOS 100 MEJORES BAJISTAS DE TODOS LOS TIEMPOS


La idea la concebí hace muchos años atrás, antes de que surgieran la Internet, los blogs y la era de la información era solo un concepto etéreo, sin aplicaciones reales a la vida diaria. Fue después de ver una lista de 100 mejores guitarristas de la mítica revista Guitar Player, que daba el primer lugar a Paco de Lucía. Este hecho me dejó en claro que se trataba de una selección abierta, no circunscrita a los límites del rock y del jazz. Hendrix estaba en segundo lugar, Page en tercero y así por el estilo. 

Para ese entonces ya había escuchado la suficiente cantidad de música como para conocer a más de la mitad de guitarristas incluidos en aquella larga relación, pero algunos nombres como Bert Jansch, Alan Holdsworth o Arto Lindsay recién llegaron a mi base de datos en esa oportunidad. Y no necesito decirlo, pero fue leyendo ese listado de elegidos que decidí buscar sus grabaciones y conocerlos. En los años 90 eso era tan difícil que me parece mentira haberlo logrado sin google, wikipedia o youtube. 

Y ahora, por fin, tengo entre manos mi definitiva, arbitraria y seguramente perfectible lista de 100 bajistas, los mejores de todos los tiempos según mi opinión. Me gustaría consignar en esta breve descripción los fascinantes detalles del proceso de elección, diciendo por ejemplo que fue producto de un sofisticado sistema de cálculo computarizado, la escucha y revisión inagotable de horas y horas de discos, videos y conciertos y claro, un ardoroso debate con otros conocedores, a quienes sometí los resultados de las encuestas y muestreos que realicé por toda la ciudad. 

Pero todo eso sería mentir. Este listado fue elaborado en un tiempo aproximado de dos semanas, lapicero y papel en mano, activando recuerdos, oyendo algunos discos y recordando cosas a través de la magia de la Internet, sin consultas a nadie ni discusiones - salvo las que se producían en mi fuero interno al momento de decidir posiciones específicas, inclusiones, exclusiones y cambios de última hora - y principalmente, dejándome llevar despreocupadamente por mis gustos personales. El resultado me complace sobremanera y quiero compartirlo con aquellos fieles lectores de esta bitácora (y su hermana menor, llamada El Primer Arte). 

Pero ¿por qué una lista de bajistas? porque es mi instrumento favorito en contextos musicales populares. Todos saben acerca de los "guitar hero" (a mí también me encantan) y es fácil reconocerlos pero nadie habla de los bajistas y su importancia en géneros como el rock, el jazz, el metal y hasta las baladas más empalagosas. El ritmo, las notas graves y el intenso virtuosismo de diversos bajistas de fama mundial han quedado siempre en segundo plano debido al protagonismo innegable del idolatrado instrumento de seis cuerdas, ícono indiscutible de la rebeldía y la libertad del músico (cuando sabe lo que hace, desde luego).

¿Y por qué 100? pues porque me pareció un reto difícil de acometer. Al comienzo daba la impresión de que ni siquiera iba a llegar a la cifra final pero tras terminar el primer boceto de lista, me dí con la sorpresa de que tenía casi 250 nombres - sin rebuscar en archivos siquiera - y ahora que leo y releo los 100 escogidos, aun me queda la sensación de que cometo varias injusticias al dejar fuera a músicos que quizás también hubieran merecido un espacio en el listado. Como dice David Fricke, editor senior de Rolling Stone, al referirse a su listado de 100 guitarristas (el más justo a mi modo de ver las cosas): hay un solo  #1 y los noventa y nueve restantes merecerían ser el #2.

Hoy que casi nadie, dentro de la gran masa consumidora de música pop, valora el legado artístico de instrumentistas reales, por darle cabida a los DJs estafadores, los músicos no profesionales que tocan cualquier cosa para ganar dinero y las insoportables cajas de ritmo del reggaetón, el hip hop y los artistas desechables tipo Justin Bieber y sus miles de clones, me animo a publicar esta lista de 100 mejores bajistas de todos los tiempos (por influencia, talento y obra registrada) como un homenaje a la música que, como a mí, aun hace vibrar a cientos de miles de melómanos en el mundo. 

Y hoy que la revista Spin ha echado por tierra todos esos años de excelentes artículos, reseñas y reportajes con una incomprensible lista de 100 guitarristas que excluye prácticamente a todos los mejores en términos de técnica, influencia, perdurabilidad en el tiempo y sentido musical (salvo contadas excepciones), me atrevo a lanzar este esfuerzo personal a pesar de no tener el paraguas de pertenecer a una publicación prestigiosa. 

domingo, 3 de junio de 2012

LO QUE HACE FALTA


En las calles, las personas comunes y corrientes piensan que Xstrata Tintaya y Yanacocha Newmont son empresas enormes capaces de comprarlo todo: policías, respaldo gubernamental, medios de prensa, conciencias. En las calles, las personas comunes y corrientes opinan que el arresto al alcalde de Espinar fue arbitrario, digitado desde el Ejecutivo y ejecutado, para que parezca legal, por el Ministerio Público. En las calles, las personas comunes y corrientes dicen que Phillip Butters es el único periodista deportivo que dice la verdad y se ríen, de costado como quien desaprueba algo, cuando ven al inocente sheriff dando vueltas en el Mirabus, previo pago de Backus y Johnston (por lo menos le pagaron el viaje al carismático comisario de Nebraska).

En las calles, esas mismas personas comunes y corrientes declaran que no votaron por Ollanta Humala para verlo de abrazos y besos con la Confiep y se sorprenden de que su esposa Nadine sea voceada como próxima opción presidencial cuando la Constitución vigente no lo permite y como se le considera preparada cuando nadie le recuerda alguna declaración memorable, algún perfil de estadista, alguna diferencia notoria con las demás. En las calles, la gente se pregunta cómo es posible que se diga que la situación económica del país es mejor cuando a cinco minutos de Palacio de Gobierno, en la avenida Morales Duárez (por solo dar un ejemplo) todo parece estar destruido y tomado por los peores aspectos de la extrema pobreza.

Los edificios de vidrio, las torres de los bancos, las nuevas sucursales de Ripley que se llevan por delante una zona patrimonial, los bares lounge y los restaurantes de sushi no son sinónimo de desarrollo. Digan lo que digan en los suplementos económicos dominicales de El Comercio, con sus páginas color Gestión y sus entrevistas a los jóvenes peruanos que aparecen de la nada y de repente tienen los mejores puestos en las empresas top ten. Todas esas cosas son solo muestras de que a un sector, muy pequeño, podría decirse que es ínfimo y microscópico, de la población nacional, le va bien porque se desenvuelven en ciertas áreas estratégicas que le permiten unirse a la burbuja que termina desconectándolos de la realidad y haciéndolos creer que Lima y los dos o tres distritos en donde se ubican sus discotecas y sus restobares son todo el Perú.

Hace falta mayor conciencia de la realidad, no es una batalla de "ismos" caducos ni de colores políticos ni de actitudes motivadas por supuestas oscuras envidias, afanes electoreros de grupos rasicales o falsos espíritus de cuerpo. Hace falta que las juventudes - las que tienen y las que no - lean más, se nutran del pensamiento crítico y abstracto, se cultiven para que les duelan las carencias de aquellos que no pertenecen a sus grupos sociales. Haca falta que la televisión deje de embrutecer a las generaciones nuevas, cada vez desde menores edades, con programas de concurso y humor farandulero y vulgar, hace falta que despierten del sueño en el que todos se creen ciudadanos de Miami y que descubran, con el horror de quien tiene aun algo de sensibilidad, que mientras sus amigas llevan a sus hijos en camionetas al colegio al compás de un chill-out de pasarela en la última versión del iPhone hay otras mujeres, de su misma edad, a la distancia cubierta por una combi, que no saben ni siquiera cómo se siente el viento en las mejillas porque si salen de sus casas, es solo para traer agua en balde, dos veces por día, entre tantas otras cosas que los smartphones no muestran...