viernes, 24 de octubre de 2008

VENGANZA CON V GRANDE


El mundo de los superhéroes se cuida mucho de caer en el falso proselitismo político. Salvo El Capitán América, que tiene como uniforme nada menos que la bandera norteamericana, los personajes que buscan la justicia y combatir la delincuencia o el crimen organizado no portan ningún estandarte ideológico, más allá de los buenos deseos por una sociedad libre de peligros y en algunos casos, ciertas reivindicaciones de naturaleza personal (por ejemplo El Hombre Araña es un nerd que redime sus complejos sociales alcanzando la fama y la admiración de todos o Batman, que desahoga sus frustraciones psicológicas luego de haber visto morir a sus padres a través del combate violento y carente de compasión contra los delincuentes).

Pero el caso de la película V For Vendetta (V de Venganza fue su título en español) es diferente, porque combina las características clásicas del superhéroe con un marcado corte político e ideológico, sin hacerse empalagoso o falto de credibilidad. V es un radical, un crítico ácido y muy inteligente del status quo, un transgresor capaz de llevar sus convicciones hasta el extremo más inimaginable. Hasta podría ser catalogado de “terrorista” – categoría que no existía en los años de Superman o del mencionado Capitán América – pero aún cuando eso fuera técnicamente cierto, no deja de producir diversos niveles de identificación con los altos conceptos y valores como la libertad de pensamiento, la individualidad, la capacidad de forjarse una propia opinión, reforzados por una fuerte cultura de la iluminación, rescatando aquellas ideas que la sociedad de consumo ha reducido a su mínima expresión.

La historia se sitúa en Londres, en el año 2038. V (interpretado por Hugo Weaving, actor australiano conocido por su papel de Smith en la trilogía The Matrix) es un anarquista, una persona que busca venganza por haber sido víctima de una serie de experimentos químicos que deformaron su rostro y enloquecieron su mente. A su vez, estos experimentos le dieron una sobrehumana fuerza física y una determinación invencible. Estas pruebas químicas, que ocasionaron la muerte de cientos de miles de personas, fueron llevadas a cabo por el gobierno del partido Norsefire, liderado por el inflexible Canciller Adam Sutler (John Hurt) con el afán de cimentar su poder al ofrecer, ellos mismos, los antídotos para hacer frente a las armas químicas.
El gobierno de Sutler, caracterizado por el control de medios de comunicación (Sutler ve y escucha todos los movimientos de los ciudadanos a través de un sistema cerrado de televisión) y el absoluto totalitarismo es repudiado en silencio por el pueblo, que encuentra en los actos de V el camino para la liberación.

Para cumplir su venganza, V organiza una serie de planes y atentados que terminarán con la destrucción del Parlamento londinense. Con el fin de ocultar su rostro deforme, V usa una máscara de Guy Fawkes, personaje histórico que intentó volar el Palacio de Westminster el 5 de noviembre de 1605, con el fin de asesinar al Rey James I de Inglaterra y su familia. Fawkes fracasó en su intento pero la fecha quedó marcada en el calendario británico como la Noche de Guy Fawkes o la Noche de los Fuegos Artificiales.

Precisamente esa fecha, 5 de noviembre, es escogida por V para consumar su venganza, tal y como lo anuncia al pueblo británico a través del sistema de circuito cerrado del gobierno de Sutler, que toma bajo control luego de asesinar a varios agentes de la policía del gobierno. En su mensaje televisivo, V llama a la insurgencia y a la liberación del gobierno opresor y corrupto de Norsefire, ofreciendo como recompensa la posibilidad de recuperar la capacidad de pensar por sí mismos, en un ámbito sin restricciones.

La propuesta anárquica de V establece de inmediato la personalidad de este antihéroe político. V no tiene normas, no respeta la ley y el orden y pretende conseguir que termine la injusticia de un sistema corrupto que se solaza en el control mental de la ciudadanía para su propio beneficio.

En medio de una refriega con soldados del gobierno, V rescata a Evey Hammond (Natalie Portman) y la hace testigo de la espectacular destrucción del Old Bailey, orquestada por él bajo los acordes de la Overtura 1812 de Tchaikovski. Después, la lleva a su escondite, un sótano en el que V está rodeado de obras de arte y objetos militares antiguos. Evey finalmente se identifica con los ideales de V pero comprende que sus métodos no son los más indicados y huye de su cautiverio para refugiarse en casa de Gordon Dietrich (un funcionario del gobierno que conduce una especie de talk show) pero tras una parodia que hace del Canciller en su programa, es asesinado por las fuerzas del dictador. Evey es capturada y torturada, bajo la promesa de ser liberada si revela el paradero de V. Ella, convencida de la causa noble de V y enfrentada ante la posibilidad de morir, no acepta el ofrecimiento. Tras esto, V se descubre como su carcelero, dejándole saber que todo se trataba de una prueba para confirmar su valor y su convicción frente a la rebelión, cuya fecha central ya se viene acercando.

Mientras todo esto sucede, el Inspector Finch (Stephen Rea) descubre el origen de la deformidad física y mental de V y los siniestros planes del Canciller y su gobierno y comprende la necesidad de un cambio. V, que había distribuido miles de máscaras de Guy Fawkes para que los ciudadanos de Londres puedan formar parte de la revolución de forma anónima, encarga a Evey la ejecución final de las detonaciones que volarán la Casa del Parlamento, mientras él, en un último enfrentamiento con los esbirros del Canciller, cae mortalmente herido pero satisfecho de ver su venganza consumada.

Aclamada en múltiples círculos cinematográficos, V For Vendetta (escrita y producida por los hermanos Wachowski, los mismos de Matrix) no ha recibido las bendiciones de Alan Moore, autor del comic original, por considerarla demasiado hollywoodense. Se trata de una de las películas de superhéroes más interesantes de los últimos tiempos. Búsquenla...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Por casualidad, ¿usted ha revisado las novelas gráficas de Alan Moore? Y, si las ha revisado, qué le han parecido?

Anónimo dijo...

Si es tan amable el blogger: ¿se puede saber, por qué no se ha dignado a contestar mi interrogante?

Anónimo dijo...

Hola estimado Paul... mil disculpas por no haberme dignado contestado tu interrogante, he tenido algunos problemas personales que me lo han impedido, supongo que será capaz de entender eso...

Aunque no soy un fan de los comics en general, salvo ciertas preferencias muy puntuales como el trabajo de Fontanarrosa, Quino, Charles M. Shulz o las excelentes parodias gráficas que solía hacer la revista MAD en los EE.UU. durante los 70s y 80s, debo confesar que lo de Alan Moore me parece de inmenso valor artístico...

El caso específico de V for Vendetta es la mejor muestra de ello y a nivel personal, más allá de las opiniones del propio creador del comic, creo que la película sí refleja el espíritu original de la novela gráfica. De hecho, la queja principal de Moore tiene que ver con una personalísima percepción, según la cual los productores y guionistas utilizaron a su superhéroe como pantalla para expresarse contra el gobierno de Bush, algo que según Moore debieron hacer a través de sus propias creaciones... en fin, cuestión de artistas...

Además, el ilustrador David Lloyd, adu creativo de Moore sí apoyó la película a pesar de reconocer ciertos cambios con relación a la versión impresa.

En lo que a mí respecta, V for Vendetta es un comic al que llegué a través del cine y no al revés. Y me parece bueno, muy bueno ¿pasé el "examen"? saludos...

Gracias por leer y comentar...

Anónimo dijo...

Espero que la mención de examen sea sólo risueña. No pretendía interrogarlo, era curiosidad y de paso conocer lo que piensa otro sobre el comic.
Sólo puedo responderle ante su comentario expresado, que le agradezco que haya contestado a mi pregunta de forma sincera.
Saludos.